Gabriela MISTRAL, Pasión de Enseñar: pensamiento pedagógico. Valparaíso: Editorial Universidad de Valparaíso, 2017, 329 pp.
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Resumen
¡Cuán lejos estamos del clasicismo, y cuánto necesitamos de él! La necesidad de incorporar más estudios humanísticos es una necesidad que no puede sino sonar hoy terriblemente arcaica, inadaptada a los tiempos que –literalmente– corren, inútil a una democracia que ha perdido el rumbo y que trepida a la consolidación de lo técnico, donde la deliberación ha sido reemplazada por lo instintivo, por la irreflexión, por el espectáculo; en fin, si hay una consigna que hoy suena como una bella sinfonía opacada por el ruido circundante, no es sino aquella que clama por la reivindicación del humanismo en nuestra educación como una condición ineludible de una democracia realmente deliberativa. Esto ya lo había atisbado nuestra poetisa, cuando señaló que las briznas apenas asomadas del humanismo fueron quemadas en varios países “y que lo científico entró con una presencia borrosa de fantasma, es decir, sin capacidad para suceder a la patrona arrojada de las aulas” (98).