La rebelión impersonal. El Sísifo de Blanchot y la erosión del hombre absurdo
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Resumen
A mediados del siglo XX, Blanchot elabora una crítica minuciosa de algunos tópicos de Camus. Su interés, sobre todo, se centra en la renovación camusiana del cogito sintetizada en la fórmula Me rebelo, luego somos. Para Blanchot, el hombre desgraciado (que constituye el punto de partida del planteo del “hombre absurdo” en Camus) ha perdido el poder de decir “Yo” y, por ello, es una figura de lo impersonal que no puede ser reconducida a la persona. Sin embargo, esto no implica la renuncia a la insumisión: Blanchot recupera la figura de Sísifo para mostrar que hay una rebeldía de lo impersonal que excede al hombre, marcando así el camino a la “resistencia de lo neutro” que sería reivindicada por la filosofía francesa e italiana del siglo XXI.