Hace casi 1600 años, en su célebre De Trinitate, San Agustín echaba las bases del estudio del signo y el lenguaje, señalando que: “[el hombre] ama [la ciencia o el arte del decir] porque conoce e intuye en las razones del ser la belleza de la ciencia, en la que se contienen las nociones de todos los signos, y la utilidad de un arte que hace posible a los hombres comunicar entre sí sus pensamientos para que la sociedad humana no sea algo peor que la soledad estéril, como sucedería de no ser posible comunicarse los hombres sus ideas por medio del lenguaje” (De Trinitate 1, X). Es esta relevancia de la urdimbre simbólica del lenguaje, actualizada permanentemente en el modo en que los distintos trabajos analíticos resignifican para el tiempo presente la obra pretérita, la que en esta ocasión se constituye en eje articulador de los trabajos que Revista ALPHA ofrece en su cuadragésimo quinto número.
Publicado: 2017-12-25